Imagínate que te vas de excursión con el cole. ¿A dónde vas? ¿Tu profesor te ha dado una lista de cosas que tienes que llevar? ¿Qué más necesitas llevar contigo? ¿Sabes cuándo sales y a qué hora vas a estar de vuelta?
Ahora piensa que te vas de vacaciones durante una semana. ¿A dónde vas? ¿Qué vas a llevarte? ¿Cuándo te vas y cuándo volverás?
Ahora finge que te vas de casa. No sabes a dónde vas. Tienes que elegir lo que te vas a llevar. Sabes cuándo vas a salir, pero no cuándo vas a volver. ¿Estás preparado para marchar?
Después del diluvio, la familia de Abram se había instalado en Ur. Entonces, el padre de Abram decidió ir a la tierra de Canaán, pero solo llegó hasta una ciudad más al norte llamada Harán. Abram vivía aquí con su familia cuando Dios le dijo que la dejara para irse a Canaán.
Así que Abram obedeció: con su esposa, Sarai, y su sobrino, Lot, llegó a la tierra de Canaán.
Abram había obedecido a Dios, y Dios cuidó a Abram, dándole todo lo que necesitaba. Pero faltaba algo: Abram no tenía hijos. Abram necesitaba un hijo para continuar con la familia después de él, si la promesa que Dios le hizo sobre que sería el padre de una nueva nación iba a hacerse realidad.
Conforme pasaba el tiempo, parecía cada vez menos probable que Abram y Sarai tendrían sus propios hijos. Pero Dios le habló a Abram otra vez y le dio un nuevo nombre: "Abraham", que sonaba como las palabras para "padre de muchas naciones". Un día llegaron unos visitantes especiales (que podrían haber sido ángeles) y le dijeron a Abraham y a Sarai que la promesa de Dios no era cosa de broma. Sarai iba a tener un bebé.
Podemos aprender varias cosas de esta historia:
ABRAHAM CONFÍA Y OBEDECE A DIOS
DIOS CUMPLE SUS PROMESAS
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